Toque
de diana a las 7 de la mañana, café, palmera y arrancamos a andar.
Torres del Rio. Debe su nombre a cinco torres defensivas ya desaparecidas. |
Iglesia Santo Sepulcro, faro del Camino de Santiago. |
Abandonamos
la población por la parte alta, emulando el trazado de la NA1110. Cruzamos la
carretera en plena subida para alcanzar la Virgen del Poyo, a nuestra derecha,
Sierra de Codes.
¡No mires, que se ve Logroño!
Tenemos
pendiente encontrarnos con José, alguien con el que mantengo interesantes
conversaciones en el face, sobre el Camino y el entorno de esta zona. Va a
hacer la etapa de hoy a la inversa de nosotros, comenzando en Logroño y más o
menos encontrarnos en Viana.
Por
el término de Bargota encontramos una piedra esculpida y pintada con un curioso
diseño. Días después, compartiendo este descubrimiento en las redes sociales,
buscando si alguien conocía su significado, nos cuentan una historia sobre
cinco dragones colocados por un peregrino en lugares emblemáticos.
Caminamos
en solitario, este año el Camino va a ser diferente. Comienza el mes de julio
sin apenas peregrinos en los senderos. De repente, un típico puesto de los que
te encuentras donde menos te lo esperas. Tenemos la suerte de que este abierto
y se nos reciba con los brazos abiertos. Un refresco, el sello de rigor en la credencial
y lo más importante, una intensa charla con… otro José.
Ruinas de la aldea Cornava. |
A la
vista, Viana, ultimo pueblo de Navarra, donde tenemos el placer de encontrarnos
y conocer al caballero antes mencionado. Juntos entramos en la población.
Charlamos, reímos y al principio del pueblo nos hace entrega de unos pequeños
grandes detalles.
Entramos
por la calle del Cristo y llegamos hasta la plaza del Coso donde se halla el
balcón de Toros. De la mano de nuestro amigo, callejeamos. No tenemos el placer
de entrar a la iglesia de Santa María por encontrarse cerrada, pero admiramos
su pórtico.
Un
lugar digno de conocer son las ruinas de San Pedro. Aquí, tenemos historia, arte
y paisajes. Qué más podemos pedir.
Ahora, como no podía ser de otra manera, comenzamos nuestro camino paralelo gastronómico tomando un pinchito entre conversaciones de vírgenes negras, paganismo, cristianismo y desgranando la historia del bordón del peregrino.
Ahora, como no podía ser de otra manera, comenzamos nuestro camino paralelo gastronómico tomando un pinchito entre conversaciones de vírgenes negras, paganismo, cristianismo y desgranando la historia del bordón del peregrino.
Dejamos
Viana por una pista entre huertas hasta llegar a la ermita Virgen de las Cuevas.
Unos pintores están allí instalados esperando que les llegue la inspiración. Un
poco más adelante, nos encontramos unas ruinas. Tengo que admitir que a mí las
ruinas me atraen. Es un gran pedazo de nuestra historia que intenta resistir el
paso del tiempo, tenazmente pero acaba sucumbiendo. Cuantas historias, cuántas
vidas habrán sentido cada piedra de un lugar así. Como desconozco de que lugar
estoy hablando, empiezo paralelamente mi investigación. Si lo descubro, os lo
comparto, claro está.
Una
gran pasarela, desde donde podemos ver un poco del Pantano de Las Cañas. Como
ya estamos un poco cansados de andar, decidimos no acercarnos a él y conformarnos con esta visión.
Cerca
de la civilización nos encontramos con el límite provincial de Logroño. Foto al
canto y a continuar.
Pronto
tenemos el placer de conocer a Mari, que sale a sellarnos, todavía poco
habituada a recibir peregrinos tras el confinamiento. Guardando las distancias,
mantenemos una breve pero cálida conversación.
Adentrándonos ya por las calles de Logroño, nuestra conversación sigue
por variados derroteros, desde piedras del Románico a leyendas del Camino.
Agotados
y acalorados, buscamos un lugar donde comer y tenemos la suerte de topar con el
café Moderno. Allí buscamos lugar donde dormir esta noche. Por desgracia, esta
tarea nos va a llevar de cabeza en estos próximos días, muchos han cerrado con
las restricciones y tienen ahora
dificultad para abrir. Apenas hay albergues municipales abiertos y solo nos
encontramos con privados y no muchos.
José
nos acompaña hasta el albergue Albas, un poco alejado del centro, pero desde
luego no estamos para elegir. Además el lugar resulta muy confortable, pequeño
pero acogedor.
Tras
un descanso, toca pasear por la calle
Laurel y aledañas, donde damos cuenta de algunas de sus famosas tapas.
Bar Angel |
Bar Las Quejas |
Taberna de Correos. |
Pero
… se… van… acabando… las fuerzas… habrá que ir a descansar… que la etapa de
mañana se anuncia fuerte.
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