NIEVE

sábado, 16 de julio de 2016

RODELLAR MASCUN




Una de las metas que tiene el salir a la naturaleza y pasear, es dejar atrás al estrés. Por eso mismo, es importante no ponerte metas a la hora de andar. Se trata de disfrutar en compañía y llegar hasta donde se llegue, este punto será el destino final de nuestra ruta.
Este sábado toca descubrir un rincón más de Sierra de Guara, Rodellar y el cañón de Mascun.
Dirección Barbastro, tomaremos la salida Alquezar y llegaremos hasta Rodellar. A la entrada del pueblo, existe un parking donde dejar ya la tracción mecánica y poner en marcha nuestra tracción “animal”.

Cruzamos el pueblo y antes de llegar a la iglesia, y a mano derecha, encontramos un camino empedrado donde comenzar la ruta (S3) acompañados de media docena de pequeños-grandes senderistas que nos demostraran su valer.



El primer tramo del sendero de acceso al lecho del barranco, es pedregoso y poco a poco va descendiendo, trazando un zigzag hasta el fondo.




Ya en el cauce del rio, hay que seguir remontando su curso, tomando el sendero de nuestra derecha.  En este tramo, nos iremos encontrando pozas de aguas cristalinas y frías, que nos invitaran al baño o al menos, a refrescarnos y proseguir.




Una gran cantidad de aficionados a la escalada  nos encontramos en el camino. Es una zona muy conocida por ellos, pero no solo para los españoles, sino para los franceses.


Descubrimos en una de las paredes, la surgencia de Mascun, un manantial proveniente de las filtraciones en la montaña. Y unos metros más adelante, uno de los caprichos de la naturaleza, una cavidad en la pared montañosa, denominada La ventana, o para los más soñadores, El delfín.






Hallaremos un desvió, donde elegir entre dos rutas. Como destino final, Otin, un pueblo abandonado. Elegimos en esta ocasión el camino de la izquierda, que asciende por una estrecha senda entre paredes rocosas. A mitad del camino, se halla el Dolmen de La Losa Mora. La idea era llegar hasta allí, continuar hasta Otin, y luego retornar por la otra senda, hasta la surgencia. Pero debido al calor excesivo del día y que en la parte superior la vegetación desaparece, decidimos, a mitad de la subida, que por bien de nuestros menudos senderistas, lo mejor será volver, y parar a la hora de la comida en una de las pozas descubiertas.


Y así lo hacemos, y a la sombra, comenzamos a deleitarnos con los manjares que no paran de salir de nuestras mochilas. Y como no, refrescarnos en las aguas y realizar unos saltos refrescantes en una poza bastante profunda.

Los grandes y mayores disfrutamos largo y literalmente “tendidos”.

Y con pena y pereza, decidimos comenzar a recoger y dejar el lugar limpio y sin rastro de nuestra estancia  y volvemos a nuestro rato de risas en el bar de la localidad de Rodellar.

Pero lo que hace que los días de verano sean tan largos es lo mismo que nos hace alargar la vuelta a Zaragoza, realizando paradas en el camino e incluso a cenar en Huesca.

Un gran día más, gracias a la compañía y gracias a los bonitos lugares que vamos conociendo.



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