Una de las
metas que tiene el salir a la naturaleza y pasear, es dejar atrás al estrés.
Por eso mismo, es importante no ponerte metas a la hora de andar. Se trata de
disfrutar en compañía y llegar hasta donde se llegue, este punto será el
destino final de nuestra ruta.
Este sábado toca
descubrir un rincón más de Sierra de Guara, Rodellar y el cañón de Mascun.
Dirección
Barbastro, tomaremos la salida Alquezar y llegaremos hasta Rodellar. A la entrada
del pueblo, existe un parking donde dejar ya la tracción mecánica y poner en
marcha nuestra tracción “animal”.
Cruzamos el
pueblo y antes de llegar a la iglesia, y a mano derecha, encontramos un camino
empedrado donde comenzar la ruta (S3) acompañados de media docena de
pequeños-grandes senderistas que nos demostraran su valer.
El primer tramo
del sendero de acceso al lecho del barranco, es pedregoso y poco a poco va descendiendo,
trazando un zigzag hasta el fondo.
Ya en el cauce
del rio, hay que seguir remontando su curso, tomando el sendero de nuestra
derecha. En este tramo, nos iremos
encontrando pozas de aguas cristalinas y frías, que nos invitaran al baño o al
menos, a refrescarnos y proseguir.
Una gran
cantidad de aficionados a la escalada nos encontramos en el camino. Es una zona muy
conocida por ellos, pero no solo para los españoles, sino para los franceses.
Descubrimos en
una de las paredes, la surgencia de Mascun, un manantial proveniente de las
filtraciones en la montaña. Y unos metros más adelante, uno de los caprichos de
la naturaleza, una cavidad en la pared montañosa, denominada La ventana, o para
los más soñadores, El delfín.
Hallaremos un desvió,
donde elegir entre dos rutas. Como destino final, Otin, un pueblo abandonado. Elegimos
en esta ocasión el camino de la izquierda, que asciende por una estrecha senda
entre paredes rocosas. A mitad del camino, se halla el Dolmen de La Losa Mora.
La idea era llegar hasta allí, continuar hasta Otin, y luego retornar por la
otra senda, hasta la surgencia. Pero debido al calor excesivo del día y que en
la parte superior la vegetación desaparece, decidimos, a mitad de la subida,
que por bien de nuestros menudos senderistas, lo mejor será volver, y parar a
la hora de la comida en una de las pozas descubiertas.
Y así lo
hacemos, y a la sombra, comenzamos a deleitarnos con los manjares que no paran
de salir de nuestras mochilas. Y como no, refrescarnos en las aguas y realizar
unos saltos refrescantes en una poza bastante profunda.
Los grandes y
mayores disfrutamos largo y literalmente “tendidos”.
Y con pena y
pereza, decidimos comenzar a recoger y dejar el lugar limpio y sin rastro de
nuestra estancia y volvemos a nuestro
rato de risas en el bar de la localidad de Rodellar.
Pero lo que
hace que los días de verano sean tan largos es lo mismo que nos hace alargar la
vuelta a Zaragoza, realizando paradas en el camino e incluso a cenar en Huesca.
Un gran día más,
gracias a la compañía y gracias a los bonitos lugares que vamos conociendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario