NIEVE

sábado, 31 de marzo de 2018

LA FONTCALDA

Llevo pasando por este desvío muchos años. Antiguamente un pequeño cartel señalizaba el lugar. Desde la carretera parecía que indicaba un merendero cercano. Pero cada vez que circulaba por ahí, mi curiosidad crecía, como el cartel indicador, que paso a ser de un tamaño superior, que no parecía corresponder a una simple área recreativa. (área recreativa de la Fonteta ).


Pero como siempre andaba con escapadas al Delta del Ebro, con los días justos y con ganas de disfrutar de todos ellos en la playa, lo dejaba   para una “próxima vez”.


Un día me aventure en el mundo de internet y descubrí que el paraje bien merecía una visita. Y por fin llego el momento. Esta semana Santa decidí que no iba a pasar ni un día más.


Saliendo de la localidad de Gandesa, circulando por la sierra de Cavalls encontraremos un desvío a mano derecha.
Es un camino asfaltado que en unos 12 kilómetros nos llevará hasta el Santuario. Veremos una señal que nos indica que en temporada alta el paso esta restringido. Y no me extraña porque, aunque el firme esta en condiciones, el ancho del camino es bastante justo. A la estrechez de la vía, se le une que aun lado de la carretera es pared de piedra y al otro, caída.


Como a mi la conducción no me resulto cómoda, y que yo en vacaciones no quiero estrés, buscamos un ancho donde no estorbáramos y allí estacionamos el vehículo.

El resto del camino, andando, que para ello somos senderistas.







Se puede investigar más sobre el tema, y buscar otros caminos para llegar. Más atrás creí apreciar, en un cruce de caminos, un senda para llegar caminando. Además, existe la vía verde desde Prat de Comte.


Ya relajados, con una ligera mochila, empezamos la bajada, adentrandonos en la Sierra de Pandols. Enseguida las vistas nos empiezan a obligar a pararnos. Impresionante lo que vamos observando.


Una serpenteante carretera baja progresivamente. Aun a pie tenemos que tener precaución, el numero de vehículos que circula es importante.


Una sonrisa un poco irónica aparece en nuestros labios, pensando que todo lo que ahora estamos bajando alegremente, se volverá a la tarde, después de comer, en una subida que pesará en nuestras piernas, pero bueno, eso sera más tarde.






¿otra curva? ¿cuantas llevamos? ¿otra? Uff y detras tres más. Pero al fin, en una de ellas, distinguimos el Santuario. Animo, ya queda poco.



Como se nota que son vacaciones, el lugar esta lleno de paseantes, que asoman por todos los rincones. Nosotros hacemos una breve visita a la parte edificada y enseguida escapamos por las pasarelas.






En un pequeño rincon vemos una minuscula piscina que debe de ser la Fontcalda y desde luego sus aguas estan tibias. Pero no nos paramos más en ella y seguimos avanzando.





Unas tramos de pasarelas, a veces escalones esculpidos en la roca, otras senda a la orilla del rio, y poco a poco vamos escapando de la “civilicación”. Al fin, cuando ya el camino es menos accesible y se va adentrando en el cañon, encontramos la tranquilidad que tanto nos gusta.









Alli mismo, buscamos una bajada hasta las aguas y establecemos nuestro campamento base para la comida.








Mientras disfrutamos del momento, vamos observando que la ruta sigue más alla, pero por desgracia hoy no disponemos de mucho tiempo. Asi que lo usamos para descansar y desconectar.


Y tras otro breve paseo por el Santuario, calentando motores de nuevo, emprendemos el ascenso. Pero despacio y sin mirar en ninguna ocasión el track para que no se nos hiciera largo, encontramos el vehiculo que amablemente esperaba nuestra vuelta.

Un apunte, el caudal del agua, en estas fechas tempranas del año, no es mucho, asi que en temporada estival....


Y colorin colorado, este primer contacto con la Fontcalda ha terminado.


La leyenda del Santuario. Se dice que un pastorcito de Prat de Comte encontró cerca de esta fuente una imagen de la que nadie tenia noticia. Se la llevó con él, pero al llegar al pueblo la imagen había desaparecido de su bolsa. El confuso pastor volvió al lugar de la aparición y allí encontró de nuevo a la Virgen.
La llegó noticia a Gandesa y, como le pasó al pastor, intentaron trasladar la imagen a la Iglesia de Gandesa pero al día siguiente desaparecía y la volvían a encontrar en el mismo lugar. Gandesa entonces levantó una pequeña capilla y más tarde una iglesia.




sábado, 17 de marzo de 2018

DESDE SANSANET A ESTANÉS

Con ansias ya de pisar nieve, arrancamos, raquetas y cadenas en el maletero, por lo que nos podamos encontrar.

Aunque el sol por hoy no va asomar, emprendemos la marcha, esperando al menos que la ventisca no aparezca y podamos disfrutar pisando nieve. 

Y no solo la pisamos, sino que ella nos cae encima haciendo de la ruta un bello camino.

Nos dirigimos hacia el antiguo paso fronterizo de Somport, y tras rebasarlo unos cinco kilómetros, encontraremos a nuestra izquierda la zona de estacionamiento de Sansanet.

 
Dejando allí el vehículo, empezamos nuestra preparación. Botas de montaña, polainas, raquetas, palos y ropa de abrigo. Y ya listos, empezamos la marcha.

En todo el camino, encontraremos suficiente señalización para no perdernos y no precisar de track. Pero hoy lo llevaremos en marcha, para evitar posibles perdidas al taparse las huellas de nuestras pisadas con la nieve que cae sobre nosotros.

Enseguida nos introducimos en un bonito bosque, acompañados por un rio que cruzaremos en más de una ocasión.
  










Empecemos a subir, poco a poco, con pequeñas pausas para ver todo lo que nos rodea.

En un principio, la alfombra de nieve tiene algún claro con barro, pero poco a poco estos desaparecerán y el manto crecerá en espesor.


 Una pradera nos mostrará más adelante la cabaña d’Escouret, pero no nos acercamos a ella y proseguimos.



Los arboles se van espaciando, y los claros cada vez son más frecuentes.




Caminando despacio, a nuestro alrededor solo vemos blanco sobre blanco. Como dunas, la nieve se agolpa a los lados, caminantes anteriores nos han marcado la senda y gota a gota, nos vamos encontrando con senderistas que ya vuelven del ibón.






Ahora poco queda de describir. Solo andar, parar, contemplar y respirar con paz.





Llegamos arriba del ibón, y sus aguas heladas, blancas, como continuación del manto de las montañas, se extienden a nuestros pies.



Tras alguna pequeña charla con franceses y españoles, con multitud de fotos y con una sonrisa en el rostro de felicidad, suspiramos y tomamos camino de regreso.
Ahora el tiempo se vuelve un poco loco, vuelve a arreciar la nieve, de repente, un claro y un sol intenso, que da paso de repente a una minúscula granizada.

Y ya en el bosque, empieza de nuevo a nevar para darnos asi una suave despedida.


Solo una palabra para el día de hoy: BLANCO.