NIEVE

jueves, 9 de julio de 2020

12ª etapa. S.JUAN DE ORTEGA A BURGOS.


Son las seis de la mañana y toca abrir los ojos. Terminamos de preparar nuestras mochilas y abandonamos este acogedor albergue y su idílico entorno. Por si no estamos suficientemente despiertos, recibimos un pequeño susto que, al final, queda como mera anécdota. Al ir a recuperar nuestros bastones, nos los encontramos encerrados en el recinto del bar. Cuando nos estamos mirando perplejos, empezando a pensar en qué tontos hemos sido, el consuelo viene de mano de otra peregrina que le ha sucedido tres cuartos de lo mismo. Comenzamos a llamar al propietario y, muy velozmente, se arregla la historieta. Baja y, con mil disculpas, nos abre el paso a nuestros grandes compañeros de camino: los bastones.

 

Más despiertos, salimos de San Juan, caminando de frente por un pinar hasta Agés. 




Para contrarrestar el comienzo del día, el karma nos pone un bonito bar albergue a pie de vía. Un buen desayuno y un rato de charla con el propietario y, de nuevo, en marcha. Recorremos los rincones de la población y salimos.







Podemos contemplar el pequeño puente sobre el rio Vena, atribuido a San Juan de Ortega.

 

Tras dos kilómetros, llegamos a la siguiente población: Atapuerca, que poca presentación necesita. Por desgracia, no podemos dedicarnos a visitar el entorno, por lo que, tras descansar unos minutos, abandonamos buscando por dónde seguir.

 




Nos encontramos ahora una familia de flechas amarillas. Una hacia la izquierda, otra hacia la derecha y, en medio, un cartel de prohibido el paso. Nosotros tomamos el sendero de la derecha, rodeando el área militar. Caminando por la sierra, tropezando con piedras, caminando con dificultad sobre su firme llegamos a lo alto: a la cruz de Matogrande.

 



«Desde que el peregrino dominó en Burguete los montes de Navarra

y vio los campos dilatados de España, no ha gozado de vista más

hermosa como ésta».

 

Monte abajo, por una pista hasta una cruz amarilla, descendemos hasta el valle del rio Pico. En pocos kilómetros varias poblaciones: Villalval, Cardeñuela y Orbaneja.

 



Al salir de esta última hay que prestar atención. Al llegar a unos unifamiliares en las afueras, tenemos que hacer un alto en los contenedores y decidir el camino a seguir.

 


De frente: el camino autentico que toma por el polígono Gamonal con una inmensa recta de 4 kilómetros por Villafría, muy pesada.

 

A la izquierda: la variante por Castañares, un kilómetro más largo, pero más llevadero que un frio polígono.

 

Nosotros tomamos por la izquierda. Al llegar a Castañares, de nuevo otra decisión. Por el andadero de la N120 atravesando Villayuda es más tedioso, y por el puente peatonal vamos por un paseo fluvial del rio Arlazón hasta el mismo centro de Burgos. Por allí seguimos nosotros.

 

Cumpliendo con el papel del peregrino, andamos ya un poco cabizbajos, anhelando entrar ya en Burgos cuando, de repente, un coche para a nuestra vera y, con la ventanilla bajada, comienza a preguntar por Mari. Mirándolo extrañados no respondo ante esta llamada, hasta que, de repente, llega a mi memoria la charla con una compañera de trabajo en la que me dice que un amigo suyo de Camino vive por esta zona. Y no es que esté tonta yo, es que estoy de vacaciones y solo me llaman así en el trabajo: Mari. Tras la primera sorpresa, nos encanta el encuentro y quedamos con él en un bar cercano; El descanso se llama, para más señas.

 

Pero tenemos que levantar el campamento puesto que aún queda un tramo intenso para llegar a Burgos. Nos despedimos y nos cruzamos los teléfonos para quedar más tarde ya que pensamos hacer una jornada de descanso en la ciudad.


 

Continuamos por la  variante fluvial. La verdad es que la entrada es eterna y estamos muy cansados. Pero al final llegamos al destino. 



Hemos reservado en un pequeño hotel muy acogedor. Pero antes, encontramos un sitio interesante para comer: Pecaditos. Y ya, con el estómago lleno, nos personamos en el hotel. Subimos a la habitación y procedemos al ritual de ducha y descanso. Poco rato, que ya habrá tiempo durante la noche.

 


Hoy no hacemos turismo, si no cosas prácticas. Primero, visita a la farmacia a reponer alguna cosa del botiquín -a la dependienta le debemos de caer muy bien, pues nos llena de muestras de diferentes productos bastante interesantes para un peregrino-. Después, tenemos la suerte de encontrar una lavandería cercana en la que poner a punto nuestra ropa sucia.

 

Pronto ya a la habitación a descansar que mañana tenemos toda la jornada para gozar de la ciudad de Burgos.

 

 

 

 

 

 


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