NIEVE

domingo, 29 de marzo de 2015

PEÑA SAN MIGUEL-SALTO DE ROLDAN



Esta es una pequeña ruta, pero para mi, doblemente especial.  Momento de primera toma de contacto con este mundo, de mi pareja, y momento de mi primera toma de contacto con las vías ferratas.  Para los habituados a este tipo de vías, no reviste dificultad, pero para los que,  como yo, sufrimos de  vértigo, la cosa es diferente. Pero lo logré y me sentí muy satisfecha de mi misma.

La Peña San Miguel (1123m), una de las dos peñas del  Salto del Roldán, un cortado rocoso con dos grandes paredes, y en su mitad discurre el río Flumen. La otra  es la Peña Amán (1124m). Para conocerlas, no tenemos que ir muy lejos de Zaragoza, ya que  se encuentran dentro del Parque Nacional de la Sierra y Cañones de Guara.

Para llegar, hemos de ir de Huesca a Sabayés en primer lugar, bien por Apiés, o bien por Nueno. Llegados a Sabayés seguimos unos cientos de metros y giramos a la izquierda hacia Santa Eulalia de la Peña. Antes de llegar a este último pueblo, giramos a la derecha, con vistas ya a la peña. El ultimo tramo del camino es un poco peliagudo por tener un cortado a la derecha. Llegamos ya al parking desde que realizamos ambas rutas, una hasta el Mirador del Salto del Roldan y la otra para ascender a la Peña de San Miguel. Ambas pistas muy bien señalizadas y se pueden realizar las dos facilmente en la misma jornada.



 hepática
 Camino fácil, hasta con niños.
 Tras realizar el recorrido hasta el mirador, volvemos al parking para acceder a la peña San Miguel, siguiendo las indicaciones. Llegaremos a unos tramos con cadenas, grapas, escaleras y clavijas. Como he dicho anteriormente, no revisten de dificultad, pero es aconsejable ir con disipadores y arnés. Yo fui la única, junto con las niñas, que llevaba esta seguridad, para así poder enfrentarme a mi vértigo, el cual fue mayor al bajar sobre todo en el tramo de escalera vertical.






Un gran día, una gran compañia.
Como punto final, os copio la leyenda de este lugar.
Cuentan que un valiente caballero galo llamado Roldan, en su desesperada huida desde Zaragoza hacia su tierra natal, pudo llegar hasta la cima de la Peña Aman. El acoso de sus perseguidores que lograron acorralarlo allí, forzó a Roldan que con valentía y confianza, agarrara con fuerza las riendas de su caballo para lograr así un increíble salto hasta la cercana Peña de San Miguel, pudiendo así escapar y proseguir su huida.