NIEVE

martes, 7 de julio de 2020

10ª etapa. SANTO DOMINGO DE LA CALZADA A BELORADO



― ¡Arriba, peregrinos! No seáis perezosos. ―Oigo como mi despertador nos dice a las 6 de la mañana…
Creo que pronto necesitaré un café, bien cargado por favor.

Abandonamos la localidad y su extenso nombre, saliendo por el puente sobre el río Oja. Aquí, una diminuta ermita que, por pequeña, no merece ni tratamiento.
 
Ermita del Puente, sin más.


Nos encontramos con la Cruz de los Valientes, donde hubo una disputa entre Grañón y Santo Domingo por una dehesa. Esto llevó a que dos combatientes, uno de cada pueblo, lucharan. Ganar, ganó el de Grañón, pero murió poco después. Dicen las malas voces que el de Santo Domingo se untó el cuerpo en aceite para que no pudiera agarrarle su contrincante. Pero éste, muy vivaz, le metió la mano por el cu..., para que no se escapase. Dejo a la elección del lector creer esta historia o no.


Sonriendo llegamos a Grañon, donde un café hará que retomemos fuerzas. Aquí volvemos a encontrarnos con algunos de los compañeros del Camino. El lugar, encantador. Tal y como conversamos con el propietario del lugar, estamos siendo muy pocos peregrinos los que nos aventuramos. Muy extraño este julio, un poco desolador para los comerciantes y muy inusual para los peregrinos.





A unos cuatro kilómetros, el siguiente pueblo es Redecilla del Camino. Nos encantan estas etapas donde nos van saltando al encuentro pequeños pueblos donde descubrir rincones.  Y este nos da varios, y con gusto.








Caminando hasta Castildelgado, antiguo Villaipun o villa de Pan.







Empezamos a notar el cansancio cuando llegamos a Viloria de Rioja, pueblo condenado a quedar fuera del camino por el proyecto de la autovía A12. Sería una pena, pues se trata del pueblo natal de Santo Domingo de la Calzada, quien tanto hizo por el Camino.



Al llegar a Villamayor del Rio, nuestro cuerpo pide refrescarse, pero claro, si te sientas a tomar algo, ¡qué menos que acompañarlo por un buen pincho de tortilla!

 Expertos en tortillas del Camino nos van a nombrar.




A la sombra de un picacho, donde aún permanecen antiguas cuevas de ermitaños y las ruinas de un mítico castillo, nos encontramos con Belorado. 

Y la primera alegría; encontrarnos nada más entrar, el albergue que teníamos reservado: A Santiago.


Lo primero, tras ser amablemente atendidos y registrarnos, una refrescante ducha y, raudos y veloces a comer, que nos cierran la cocina. Como colofón, una piscina nos está esperando para realizar la digestión. Si, ya sé, si me oyera una de nuestras madres unir en la misma frase agua y digestión…



Relajados a más no poder, una mini siesta para después un paseo por la localidad. La verdad es que merece la pena, y es una pena no disponer de tiempo suficiente. 




Se nos queda pendiente una visita con tranquilidad al Museo de la Radiocomunicación Bocanegra.  








 Tras ir tras las huellas del Paseo del Ánimo, volvemos al albergue donde dos jarras, las primeras, nos caerán divinas. Aquí tenemos el placer de compartir charla con unos trabajadores de Berjosan que nos hacen llorar de risa. Gracias por el buen rato pasado, chicos.

 
Martin Sheen 💗💗💗💗



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