Saint
Jean Pied de Port
San
Juan Pie de Puerto
Donibane
Garazi
Primera
población del Camino para muchos peregrinos. Último pueblo francés
antes de cruzar los Pirineos, por la histórica ruta de Napoleón,
hasta Roncesvalles.
Desde
Pamplona existen salidas diarias a esta localidad, que llegan en
buena hora para buscar alojamiento y pasear por sus calles. Nuestro
primer albergue en este Camino no nos decepciona. Un trato amable y
un par de literas al estilo “vagón de tren”.
¿Tienes
papel y bolígrafo?, apunta este trayecto. Puerta de Santiago, Rue
Citadelle, Puerta de Notre Dame, Rue d'Espagne, Puerta de Espagne,
Rue Iglesie y Puerta de Navarra. ¿Lo has apuntado todo? Pues ya
puedes buscar la papelera más cercana y tirar ese papel. Desde
ahora, y en las próximas etapas, déjate llevar por la flechas y por
las indicaciones de los lugareños. Si llegas a una población para
ti desconocida, pasea, callejea, piérdete y saborea cada rincón que
encuentres. Claro que tienes que llevar unas pequeñas nociones en
tu cabeza, pero nada que haga distraerte de lo que encuentres
en tu caminar.
Prepara
el camino desde tu casa, lee mucho sobre él, empápate con todo lo
que caiga en tus manos, recibe consejos, toma los que quieras,
aprende de tus errores y, el día 0, parte con ilusión, gira 360
grados a tu alrededor y no dejes de vivir cada momento.
Volvamos
a Saint Jean; estamos paseando por sus calles. En algunas casas
podemos leer el nombre de sus primeros moradores e incluso de sus
trabajos. En el numero 9 de la Rue d'Espagne, dinteles indican el
oficio y el elevado precio del trigo en aquellos años. Si el día
da de sí, tenemos para ver la Ciudadela, la Cárcel de los
Obispos, la Iglesia de Notre Dame Du Bout du Pont... vamos, la
iglesia de la Asunción, cuyo edificio contiguo albergó el
hospital de peregrinos. Interesante el trinquete, lugar de juego de
la pelota Vasca. Complementamos el paseo con la visión de la Casa
Mansart (buhardillas) y la Plaza de Eyheraberry (Molino Nuevo).
Buscamos
un lugar para cenar y pronto a dormir, que la jornada de mañana la
anuncian dura. Para, por si acaso, el despertador sonará muy temprano.
Recordad que estamos cruzando los Pirineos por lo que, si el Camino se hace en
invierno, es aconsejable, y casi obligatorio, tomar la variante del
itinerario por Arnéguy y ValCarlos. Dicho desvío se toma a la
salida de Saint Jean, tras pasar por el indicativo de Chemin de Saint
Jacques de Compostelle, dirigiéndonos a la derecha. Esta opción
solo supera 895 metros de desnivel. En nuestro caso, con buena
temperatura, y frescos al ser el primer día, optamos por la primera.
La montaña es la montaña y la cabra tira al monte. Con tranquilidad, y paso a paso, se llega a todos los sitios.
A
madrugar se ha dicho, más vale que sobre tiempo. Con el frontal en
nuestras cabezas, tomando la rue d'Espagne hasta encontrar la
muralla derruida y encontrar la primera señal.
Comenzamos
la jornada. 25,7 kilómetros y más de 1.250 metros de desnivel.
Es una etapa dura en la que los primeros 20 kilómetros son una continua
ascensión, pero tenemos muchas horas por delante. Con cabeza, y buenas
pausas, podremos con ella.
El
primer repecho; los barrios de Iruleya y Erreculus, disfrutando de
verdes praderas. Una continua rampa nos lleva a Huntto, donde hay
un albergue privado.
Suavemente, entre una senda con curvas de
herradura, ascendemos hasta una mesa de orientación y fuente con unas
excelentes vistas. Respirad y disfrutad de ellas.
Llegado al albergue de Orisson, a 7,5 kms, la parte más dura ya está y se
puede aprovechar para hacer una breve parada. Este lugar retiene el
encanto de una kaiolar (cabaña). He leído recomendaciones de hacer
hasta aquí el día anterior, para pernoctar y continuar con el resto
de etapa al día siguiente para minimizar la dificultad. En mi
humilde opinión no es necesario, pero para gustos, opciones. Nuestra
misión allí es tomarnos un buen refrigerio y algo sí que
conseguimos.
Nosotros
tenemos mucha suerte y el tiempo nos acompaña apaciguando con nubes
la solana que es el camino. También hay que decir que en algún
momento hubiéramos agradecido las caricias del astro rey.
Llevamos
unos 11 kilómetros cuando llegamos a la Virgen de Biakorri,
protectora de pastores y venerada por los peregrinos. A nosotros se
nos escapa esta visión , nos acompaña una niebla bastante densa.
Encontramos un hito que nos indica el camino a tomar pasando por la
cruz de Thibault.
A
1.337 metros de altitud, encontramos el primero de los collados de esta etapa,
aún en la vertiente francesa, el de Bentarte. En la falda del pico
Leizar Atheka, la fuente de Roldan y posteriormente el hito que nos
avisa de la entrada a territorio español, por Navarra.
Alcanzamos
la cota máxima de la etapa, 1.430 metros. El cansancio ya empieza a
hacer mella en nosotros y, al llegar al refugio de Izandorre, en el
collado Lepoeder, decidimos dar cuenta de algún alimento de los que portamos. Con nuestros cuerpos sobre la pradera cerramos los
ojos y...
Pero
poco dura la alegría en la mente del peregrino; una leves gotas, y la
desaparición de los pocos rayos de sol que consiguen traspasar las
nubes, hacen que nos quedemos fríos y tengamos que tomar la decisión
de seguir la marcha.
Momento
de tomar una decisión. A la izquierda, bajada vertiginosa por el
hayedo Don Simón. Más corta, más bella pero con fuertes
pendientes. A la derecha, por el alto de Ibañeta, encontramos la
ermita San Salvador, construida en recuerdo de un cenobio que tocaba
la campana para orientar al peregrino.
Nosotros,
haciendo gala de nuestro ya conocido masoquismo, optamos por la
primera, para así disfrutar de un bello bosque de hayas.
Roncesvalles
empieza a asomar. Nuestro primer destino: ¿el albergue? Error, un lugar para comer, donde nos deleitamos con un suculento plato
combinado.
Ahora
sí, con el estómago feliz, nos acercamos al albergue de peregrinos,
donde los hospitalarios holandeses nos atienden. Un largo pasillo,
con habitáculos a nuestra derecha, y dos literas en cada uno. Una merecida ducha seguida de un buen masaje reconfortante y un rato de descanso.
Llega
el momento de conocer a dos particulares personajes, a los que
nombraré como Rafa y amigo. Hasta el momento disfrutaban, plácidos
y tranquilos, de una siesta. La paz en el lugar existe, pero cuando
el amigo despierta solo se oye en los alrededores el nombre de Rafa.
«Rafa,
despierta y vamos a dar una vuelta.»
«Rafa,
que a la noche no vas a dormir, levanta y hagamos algo.»
«Rafa,
venga, vamos…»
«Rafa...»
Y
al final Rafa despierta y decide hacer caso a su amigo y mostrarnos
el salero de su persona.
Por
nuestra parte, también nos estiramos y decidimos salir a explorar
los alrededores. Un paseo por las instalaciones del albergue, una visita a
la tienda de regalos y el camino por los exteriores.
En
la Real Colegiata de Roncesvalles reposan los restos de Sancho El
Fuerte, gigante héroe de las Navas de Tolosa, al menos por la
longitud de su sepulcro, 2`23 metros. En el silo de Carlomagno, o
capilla de Roldan, osario de peregrinos. Dicen que allí rompió su
espada Durandarte.
Después
de una ligera cena, nos disponemos a «plegar
la oreja» poniendo el despertador un
poco más tarde que hoy, porque la siguiente jornada promete ser más leve.
Y
soñando con el día, con las risas y experiencias que hemos tenido,
saboreando nuestras primeras anécdotas del Camino, Miguel y yo
cerramos los ojos y nos abandonamos en los brazos de Morfeo.
«Altos
son los montes
y
tenebrosos los valles.
Las
peñas negras
y
estrechos los paisajes»
Chason de Roland.
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