En
la primera parada de nuestra “Senda Amarilla” nos encontramos
con el pueblo de Berbusa o Bergusa. En la entrada a Sobrepuerto, a
una altitud de 998 metros, en el barranco de Toscal.
Lo
que hoy es paraíso
de zarzas, aliagas y hiedras, en sus días tuvo hasta diez casas,
Tejedor,
Racimo, Blas, Esteban, Piquera, Francho, Chuanico, Pepico, O Pincho y
Agustina,
dos
escuelas, una iglesia y una abadía,
aunque el párroco
vivía
en la cercana Olivan. En realidad la segunda escuela era la casa del
maestro, pero cuando el tiempo lo requería,
impartía
allí
sus clases. Los habitantes, recibían
el nombre de carboneros, por que en esto se basaba su económica.
Los
últimos moradores del lugar marcharon hacia 1958, pero ya antes de
la guerra, empezó poco a poco el despoblamiento. Los primeros, de
casa O Pincho y Esteban. Los últimos habitantes oficiales fueron el
cartero Casimiro de casa Piquera y la maestra Pilar, natural de
Asturias, a la espera de sus nuevos destinos.
IGLESIA DE SAN PEDRO |
Ahora
despoblado, cada una de las piedras de sus casas sigue su lucha
contra la naturaleza, aunque hace días que tienen la batalla
perdida. Apenas podemos andar por sus calles, el tiempo ha dejado
crecer la maleza entre las paredes, y muchas de ellas ocupan
desmoronadas lo que antaño era el suelo de las viviendas.
Troncos,
arboles, zarzas, hiedra, piedras, alguna viga podrida ya derrumbada,
pero aun así, el lugar conserva su belleza.
La
belleza de cada uno de las personas que la habito, de cada uno de los
niños que correteo por sus calles, de aquellos individuos que otro
siglo, en siglos anteriores al nuestro, les dieron vida al lugar.
PERO SUS PIEDRAS, AUN DAN COBIJO, AUN TIENEN VIDA |
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