¡¡¡¡Empezamos
la temporada de raquetas!!!!
Es
una opción divertida, fácil y que nos permite disfrutar de la
nieve, sin problemas y con la ventaja de ser bastante económica.
Días
antes, toca mirar con insistencia los partes del tiempo, estudiar las
diferentes posibilidades de rutas y, muy importante, reservar las
raquetas, protagonista principal en la jornada de hoy.
Llamando
incluso al establecimiento de alquiler, preguntando por la previsión
meteorológica, nos indican que la montaña es imprevisible, y que
hay que ver el amanecer del día para saber como se prevee el resto
de la jornada.
Quedamos
ya de acuerdo que de riesgos, ninguno. Así que arrancamos con la
idea de llegar hasta donde se pueda, y si hay sorpresas, parar y
buscar opciones, raquetas o senderismo, a donde la meteo nos lleve.
Hoy
tenemos una debutante en el mundo de las raquetas, viene con mucha
ilusión y con grandes ganas de probar la experiencia de la que tanto
hablamos.
Sumando
todos los hechos, elegimos un destino seguro, por su facilidad, por
su belleza y por su buen acceso, el Ibón de Piedrafita de Jaca.
Arranquemos
ya. Destino, primeramente Biescas para equiparnos y después las
inmediaciones del parque Faunístico de La Cuniacha.
Subimos
sin problemas por la carretera hasta este lugar y estacionamos el
vehículo, en cualquiera de los lugares habilitados para ello.
Vamos
a ponernos esas patas de pato. Entre todos, nos apañamos y nos
preparamos y en poco rato, ya estamos dispuestos para el arranque.
A
pocos metros, en una barrera que impide el paso rodado, ya tenemos
nieve suficiente para estrenar nuestras raquetas.
La
ruta es muy sencilla y esta muy bien señalizada. El acceso hasta el
ibón se puede hacer casi prácticamente por pista, pero, aquí
estamos nosotros, y nuestros atajos. Hay sendas a la derecha del
camino, que acortan entre curva y curva de la pista. Caminaremos por
la parte superior del barranco de Boj, contemplando así en mayor
amplitud todo lo que nos rodea.
A
unos dos kilómetros del comienzo, a nuestra derecha, aparecerá un
refugio o cabaña; ya el blanco esta cubriendo todo nuestro entorno.
Progresamos,
entre risas y disfrutando del paisaje. Optamos por una realizar una
pequeña curva, para acceder al ibón por su derecha.
De
manera cómoda, hemos alcanzado nuestro destino, allí esta, cubierto
con un duro manto de blanco hielo. Escondida toda el agua azul que en
otros momentos hemos visto. Debajo de la impresionante Peña Telera
acompañada por Peña Blanca.
Momento
ya de hacer una parada más intensa, primero para fotografiar sin
parar nuestro alrededor, haciendo un recorrido de 360 grados sobre
nosotros. Cada punto que vemos lo creemos merecedor de una foto.
Ya
calmados y con hambre, empezamos a sacar las viandas de nuestras
mochilas, inacabables, para coger fuerzas simplemente. El recorrido
hasta aquí no nos ha ocupado mucho tiempo y aun es pronto para la
comida principal. Pero no nos queremos demorar mucho más ya que los
días de invierno son muy breves.
Iniciamos
el camino de vuelta por la izquierda del ibón, ahora toca bajar como
si fuéramos al Arco de Piedrafita, pero sin llegar a el, por la
parte inferior.
Tenemos
que estar muy pendientes del track, aunque van surgiendo algunas
señalizaciones. En primer lugar, ascenderemos por una parte rocosa,
que sera el único tramo en el que las raquetas estorbaran un poco.
Pero no es difícil, solo hay que llevar un poco de cuidado.
Encontraremos una pequeña caseta y abajo, más lejano a nuestro
camino, un refugio.
Iremos
recto acercándonos al bosque, por una ladera. Continuando un poco
mas, la montaña que nos cubre nuestra derecha cada vez se va
haciendo mas bella e impresionante. Alcanzaremos dos carteles, el
primero a Plana Torrosa y el segundo, casi enterrado por la nieve,
que nos marcará Campos de las Cuernias.
Cruzando
por el barranco del Sarrosal, ya estamos acompañados por el bosque
del Betato, que también en esta epoca es digno de visitar.
Y
por el bosque, por estrecha senda entre los arboles, con pequeñas
rampas para probar cuanto tardamos en que nuestras dignas posaderas
toquen el suelo, o bien nuestras cabezas topen con una rama baja,
saltando arboles caídos con la gran agilidad que unas raquetas
otorgan a nuestros pies, entretenidos en esta improvisada yincana,
poco a poco vamos llegando a nuestro destino, alcanzando la pista
forestal que nos llevara a nuestro vehículo.
Un
gran día, chicos y nos lo queríamos perder.
Y
desde luego, nuestra debutante quedo feliz y encantada con la
experiencia.
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