NIEVE

sábado, 27 de enero de 2018

AINIELLE (Senda Amarilla)

Amanece, Andrés y Sabina repiten las rutinas del día anterior. Ya nada tienen que decirse, no hay novedades en el pueblo que contar, no existen ilusiones que compartir.


Sabina ha perdido las fuerzas. Ha visto como todos sus hijos le abandonan, bien por causas naturales, bien por que huyen de este pueblo, destinado a desaparecer.


Y es ella la que toma la decisión de huir, huir de allí, huir de esa soledad que le ahoga, huir ya sin fuerzas para sostener la ilusión de Andrés, su marido. Pero ya no abandona el lugar, su cuerpo y su espíritu quedarán para siempre allí.


Solo quedarán paseando por las calles de Ainielle, Andrés y la perra.



Recorriendo los restos de la actual Anielle, vemos a Andrés luchar contra la naturaleza, que avanza y devasta cada una de las casas ya abandonadas por sus vecinos.











Ellos son los protagonistas de La lluvia amarilla, de Julio Llamazares. . Existe el Ainelle literario y el Ainelle real, en este caso reflejado en el libro, La memoria amarilla, de Enrique Satué.


Podemos sumergirnos en la lectura de estos dos libros en el cómodo sofá de nuestra casa. Pero, cuando termines, desearàs venir a conocer el lugar, pasear por lo que queda de sus calles, adentrarte entre los muros que aun se sostienen de pie y, sobre todo, buscaras el lugar donde Andrés pasaba la mayor parte de su tiempo, el rio y el molino.




Y si te adentras en el Sobrepuerto, alejada de todas las poblaciones más cercanas, Otal, Biescas, Berbusa, Susin,, encontrarás Ainelle, vigilando a cada uno de los caminantes que se acercan, a cada uno de los amigos de la Senda Amarilla, que año tras año visitan el lugar.





Aunque entre las décadas de los 40 y 50 empezó a sufrir el abandono de sus moradores, no es hasta el año 1971 cuando casa o Rufo cerraba sus puertas y Ainielle quedaba oficialmente despoblado.













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