Tempranico,
para que variar, despertamos y nos preparamos. Solo nos queda la
etapa de hoy. Las vacaciones llegan a su fin, y tenemos todavía que
regresar a nuestra casa. Hoy haremos Pamplona a Puente La Reina y
pondremos puntos suspensivos hasta la próxima ocasión.
Con
la ciudad en silencio, no olvidemos que estamos en días previos a
San Fermín y la gente ya va calentando motores. Nosotros, sigilosos
y con mucho animo, dirigimos nuestros pasos para escapar de la
fiesta.
Eso
si, dejándonos llevar con humor por el espíritu festivo.
Tomando
como referencia la plaza Consistorial, seguiremos hasta atravesar la
calle Mayor de punta a punta. Con atención a las marcas del camino,
conseguiremos salir y encaminarnos hasta Cizur Menor.
A
la salida de esta población, nuestros acompañantes, los girasoles.
Preciosos campos repletos nos rodean y dan color al principio de la
jornada.
Empezamos
a calentar motores con una subida hasta Zariquiegui, donde podemos
descansar visitando la iglesia de San Andrés.
Pero
vamos, no nos enfriemos mucho que ahora viene el gran ascenso de la
etapa. La subida al Monte del Perdón.
Poco
a poco, y con breves paradas para recuperar resuello, iremos
contemplando el paisaje que nos rodea.
Encontraremos
un curioso grupo escultórico denominado “Monumento al peregrino”
donde están representadas varias épocas del caminante.
“Donde
se cruza el camino del viento con el de las estrellas“.
Tras
un pequeño avituallamiento, emprendemos el descenso con mucha
precaución. Un fuerte desnivel negativo nos espera, con mucha
piedra suelta que dificultara la bajada.
Próxima
parada, Uterga,
localidad
donde haremos una larga parada puesto que el calor aprieta en exceso
y esta complicando nuestro caminar.
Nuestra
locura del día, sentarnos en una acogedora terraza de un albergue y
tomarnos un almuerzo como dirían en mi tierra, de padre y muy señor
mio.
Huevos,
patatas, cerveza y de postre, en honor a la tierra por donde andamos,
un fresco pacharan.
Después
de esto, no queda más remedio que buscar una cómoda sombra y
estirar nuestros cuerpos dejándolos en manos de Morfeo.
Perezosos
y somnolientos, levantamos y continuamos. El calor es más llevadero
pero aun pesa sobre nosotros. Realizamos pequeñas paradas en los
diferentes pueblos que van llegando.
Muruzabal
y a continuación Obanos, destacando su iglesia de San Juan Bautista.
Estamos
próximos a llegar a nuestro destino, menos mal. El cansancio y el
calor están haciendo ya mella en nosotros. Cuando por fin entramos
en Puente La Reina, nos recibe un albergue. Cuan es nuestra alegría
cuando comprobamos que es el nuestro.
Ducha,
ropa limpia, unas cervecitas y una espaciosa e intima habitación
harán de este albergue el favorito de nuestro camino.
Y
colorin colorado, por estos días, nuestro camino ha acabado.