Para
los días del puente próximo
cambiamos las botas de montaña por calzado cómodo
para pisar asfalto y piedra. Busco un lugar cercano a Zaragoza, y
como por casualidad elijo
ciudad
de
destino Pamplona.
Mi
idea es hacer día y noche en esta ciudad y a la mañana salir de
vuelta a casa, recorriendo alguno de las poblaciones que el azar de
las recomendaciones de San Google me
da.
Una
de las elegidas, el Cerco de Artajona, del que leo que es una
población de tintes medievales y esto ya basta para que forme parte
de mi lista.
Cuando
descubro el lugar desde la carretera, arriba en lo alto de un cerro,
me sorprendo por lo poco conocida que es, me parece imposible que lo
que observan mis ojos no haya llegado antes a mis oídos.
Desde
la población
baja de Artajona, accedemos por una carretera bien señalizada hacia
el “Cerco
de Artajona”. Aparentemente nos alejamos de la población, pero lo
que realmente hacemos es llegar hasta las puertas de la
fortificación.
Bajamos
del coche y nos sumergimos en la época Medieval. Un conjunto
amurallado nos recibe y la entrada libre al turista nos da acceso a
su interior.
Nuestros
pasos nos dirigen hasta la oficina de información, donde una guía,
muy amable, nos atiende, y nos da unas breves pinceladas de la
historia del lugar.
Este
recinto, siempre utilizado con fines defensivos, fue nuevamente
ocupado en el S.X y en los dos siglos siguientes fue construido el
templo románico
sobre el que posteriormente se erigió
la actual iglesia fortaleza de San Saturnino, de origen medieval
francés.
Nos avisa de que este hecho, hará
que el interior de la nave no sea la típica
de las construcciones góticas
de
origen español.
Informados
de que se puede acceder al interior y además de a su curiosa
cubierta, pagamos y reservamos el grupo para el acceso y mientras se
hace la hora de entrada, paseamos por el resto del recinto.
Bestorres, torres huecas y abiertas por la parte inferior. |
Puerta sur, original. |
Nos
sorprende el perfecto estado de las viviendas aledañas a la
fortaleza. Esta claro que están
habitadas ademas de estar
en
armonía
con el entorno. Mas tarde nos enteraremos que son propiedad de gente
del lugar, y que ella misma esta rehabilitando una. Bello lugar para
vivir.
Como
dato curioso, dentro de la oficina de información me llamo la
atención que había
fotos y artículos
a la venta con la imagen de Audrey Hepburn, hecho que me choco. A lo
que la guía
me indico que allí
se había
rodado la película
Robin y Marian, en 1977, con Sean Connery y Audrey como
protagonistas.
Nuestros
pasos nos llevan por las calles empedradas, entre acogedoras
viviendas, a los pies de torreones, murallas con grandes vistas,
aljibes
y por el Donjon, antigua
torre del homenaje, posteriormente usada como nevera.
Toca
hacer la visita a la gran iglesia fortaleza.
Su interior nos acoge, y
a través
de la audio-guía
nos van descubriendo su historia, sus detalles, sus peculiaridades.
Recuerdo que en una de las pinturas del altar, entre los
representados por el pintor, se halla un autorretrato
del mismo.
La explicación de su peculiar pintura de ladrillos en sus
paredes, diferenciando el lugar que ocupaba la gente pudiente de la
época
de la peble del lugar.
Como
colofón
a la visita, la subida a la cubierta “lomo de dragón”,
por una larga y claustrofobica
escalera de caracol.
Arriba,
mi escondido vértigo
sale a la luz, y bien agarrada a la muralla que bordea el paseo de
ronda, escucho la amena explicación de nuestro guía.
Mientras el frio acaricia nuestros rostros, nos cuenta la
peculiaridad de este tejado, usado como embudos para recoger el agua
de lluvia, y trasportarla, a través
de una “tubería”
adosada entre contrafuertes, hasta el gran aljibe que es la base de
la iglesia.
La
denominación “lomo de dragón”
no merece más detalle, esta muy claro por que es.
No
cuento más,
añado las fotos captadas en el lugar, y añado un enlace a un video
que os dará
mas detalle del lugar.
Ah,
se me olvidaba, que sepais que las campanas de este lugar son de las
pocas que bandean al revés.
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