NIEVE

sábado, 30 de julio de 2016

RIO CALDARES





Lo que más me gusta de nuestro grupo, es que nuestra única meta es pasarlo bien, y disfrutar de un buen día en compañía.
Partimos esta vez, a los baños de Panticosa, e intentamos realizar la ruta de las cascadas del rio Caldares. 

Parte la ruta del refugio Casa de Piedra.  El cartel indica Bachimaña, GR.11. 

El que quiera, que diga lo contrario, pero mantengo que el primer tramo es duro, ya que es constante subida por pedrizas, en las que nos harán falta unas buenas piernas y ambas manos. Y así, como cabras, iremos ascendiendo rodeados de impresionantes vistas y paisajes. 




Enseguida nos encontraremos con el primer puente, donde hallamos el mirador de la Reina, lugar para contemplar el Balneario y su entorno. 

La senda que hoy nos toca pisar, es empedrada, estrecha, en algunos momentos con cable guía, pero en ningún momento peligrosa, pero si…agotadora.


Disfrutando de las diferentes cascadas, saltos, y del sonido del cauce del rio que baja con bastante agua, llegaremos hasta los llanos de Bozuelo. Lugar donde hacer una pequeña parada y continuar. Pero antes echamos el ojo a una poza muy interesante que seguramente nos refrescará en nuestro camino de vuelta. 

























Continua la senda, siempre a la vera del rio, y más adelante, se aleja . La ruta se continua hasta llegar a la cascada del Fraile, el embalse menor y mayor de Bachimaña, con su refugio.

Pero nosotros ya hemos disfrutado de un tramo andando, hemos parado hacer nuestros reportajes gráficos, hemos reído y ya vemos el momento de buscar lugar para comer.
Aquí tenemos nuestra primera mini aventura, viendo una poza fantástica donde poder hacer nuestra parada y disfrute. Pero tras un cruce divertido del rio, una escalada aventurera a algunas rocas, tenemos que abortar la misión, a no ver posible llegar a dicho lugar. Así que nos dirigimos a la poza que en los llanos llamo nuestra atención.
Ya allí, abrimos nuestras mochilas mágicas y procedemos a dar cuenta de las diversas viandas. 

Ahora toca el momento en que niños y mayores se remojen en las cristalinas y heladas aguas del rio Caldares. Hubo un adolescente salmonete que casi no pudimos sacar del agua pero al final, lo conseguimos.
Comida, baño, sobremesa y pereza por volver. 

Caminando de vuelta hasta el refugio donde saborear unas refrescantes cervezas y refrescos, norma habitual ya de nuestro grupo al final de la andada.


Y tras otras paradas, que muestran las pocas ganas de volver a la civilización, llegamos a Zaragoza.


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