Mondoto, jamás había escuchado su nombre, pero fue oírlo nombrar con gran admiración por parte de conocedores de la zona y sentir ganas de tenerlo bajo mis pies,.
En estas fechas andamos muy liados y el que no, esta con cuerpo poco jotero gracias a este tiempo loco que tenemos.
Así que entre unos pocos empezamos a valorar lugares para este sábado. Al final, solo quedamos dos locas de las montañas que queremos salir si o si.
Mi compañera ya había hecho este pico pero rebosaba de entusiasmo por volver a él. Además la posibilidad de pisar nieve era un buen aliciente.
Decidido, a él vamos. Mondoto, prepárate.
A la entrada del pueblo ya encontramos la indicación del inicio de ruta. Allí mismo, enfrente de los carteles indicativos de la zona, estacionamos el vehículo.
Nuestro siguiente encuentro es el desolador recuerdo del incendio del 2017.
La subida está siendo costosa, el desnivel es progresivo si, y es asumible por nuestras piernas. Lo que no es tan normal y nos ha pillado por sorpresa es la temperatura. Un día casi de verano en los primeros días del invierno hace que nos pongamos en tirantes, nos cubramos de crema y que nuestros pantalónes pasen a modo "a regar que vamos".
Comida, charla, sol y vistas.
Con pereza, tras un buen descanso, comenzamos el regreso.
Resumen de la ruta;
Accesible, bien señalizada e impresionante mirador.
Resumen de la jornada:
Buena compañía, grata charla y un poco de color a nuestra piel.
Complemento:
Paseo por Aínsa, con cervezas y amistad.
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