Como
me gusta tener amigos tan conocedores de las montañas y rincones de
Aragón. Te muestran lugares no conocidos, poco transitados, pero
llenos de encanto y de rincones para conocer.
Como
la meteorología de nuevo no es halagüeña, buscan un lugar cercano,
con una ruta no muy larga por si tuviéramos que “abortar” la
caminata.
Así
que de diferentes lugares de Zaragoza y Huesca, ponemos como punto de
reunión la gasolinera de Hostal de Ipies. Y aunque tenemos el
desencanto de encontrar la cafetería cerrada, en buena compañía
todo los baches se superan y un café de maquina hace decente
sustituto. Y antes de que hablen mis compañeros de ruta, voy a
admitir que yo la acompañe de una súper macro enorme palmera
bombón. En fin, menos mal que la andada quemará algo de esas
calorías.
Ahora
todos reunidos en un vehículo, nos desplazamos dirección
Caldearenas para después tomar dirección a la Ermita Virgen de los
Ríos.
Hallaremos
una amplia superficie para aparcar. El comienzo de la ruta lo
realizaremos desandando unos metros por el camino, dejando la visita
a la Ermita para el final, cuando la senda nos lleve hasta ella.
Encontramos
las señalizaciones que indican “Pico Presín” y “Cueva de la
Mora”.
Lo
primero que hallaremos será el desvío para dicha cueva, y como nos
gusta ver de todo, lo tomamos, para observar lo que nuestro compañero
denominará más o menos como agujero de raposa. Pero bueno, hay ver
todo, así que unas fotos y retomamos de nuevo hasta el camino
principal.
La
senda ira ascendiendo, primero por la parte izquierda del barranco
del Presín. Delante de nosotros, empezara a asomar una bonita
cascada.
Próxima
parada, el pozo de nieve. Unos pasos a nuestra izquierda y ya lo
tenemos delante de nosotros.
Seguimos
ascendiendo, entre el bosque de hayas y bojes, hasta encontrar los
primeros claros del collado.
Al llegar a un alto, giraremos a la
derecha para más adelante toparnos con el vértice geodésico en la
cima del Pico Presin.
Delante
de nosotros, se levanta el Pico Peiró, dominando el valle de Garona.
Mas allá, pero visible por que las nubes han estado de nuestra
parte, Peña Oroel.
A
nuestras espaldas, Sierra de Bonés. Desde aquí, observamos los
pequeños pueblos cercanos a la zona por donde hemos venido con
nuestro vehículo.
Tras
un buen reconocimiento de la zona, toca buscar un resguardo donde dar
buena cuenta a nuestras viandas.
Con
las mochilas más ligeras, retomamos el camino. En un principio,
volveremos por el mismo sendero, hasta llegar al nevero. A unos
quinientos metros de él, hallaremos un pequeño desvío a mano
izquierda que tomaremos, para acercarnos más al rio, en suave
descenso.
En
diferentes ocasiones cruzaremos el río en la jornada de hoy, pero
ningún punto ofrece mucha dificultad. Piedras, palos y arboles
caídos serán nuestros aliados.
Este
nuevo camino nos hará llegar hasta la misma Ermita, y ya sin prisas,
visitaremos todos los alrededores, encontrando una fuente y varias
pozas esplendidas pero en las que no esta permitido el baño.
Ciertamente en el día de hoy, esto no nos causa ningún problema.
Y
colorin, colorado, la jornada de hoy ha terminado.
Pero
una caminata sin la parada final para la cerveza no es caminata.
Me
ha gustado mucho la jornada, y un pico más de Guara, para la “saca”.
Caballero
Santiago, nos vemos en la próxima temporada.
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