Dada
la fecha, sabíamos que el ibón no iba a estar en su mayor
esplendor. No obstante, al encontrarnos en la zona, decidimos
igualmente subir.
Partimos
hoy desde el bonito pueblo de Plan, en el valle de Gistau. Aparcando
en la entrada del pueblo, tomamos el camino que parte desde la
piscina. Enseguida encontraremos indicaciones. Pasado el rio, unos
metros más adelante y junto a una pequeña caseta, tomaremos la
pista de nuestra derecha.
El
comienzo discurre junto al rio Cinqueta. A unos tres kilómetros,
encontraremos un sendero ascendente a nuestra izquierda.
Ya no
pararemos de subir, entre un acogedor bosque, en las laderas de la
montaña. En dos ocasiones, cruzaremos el barranco del ibón. En
estas fechas, el cauce es escaso, pero en época de nieves o
deshielo, el lugar impresiona por su belleza. Aún así, encontramos
el paseo, exigente pero perfecto.
Las
piernas están siendo las protagonistas, y aunque los ojos disfrutan,
ellas llevan el peso de la jornada.
Hacia
el final, a apenas un kilómetro de las cercanías del Ibón,
empezaremos a llanear por unos verdes prados. Nos encontraremos con
el cruce de la pista que sube desde Saravillo.
Aquí
sufrimos una pequeña decepción. Los vehículos pueden llegar hasta
el refugio de Labasar, a apenas 15 minutos del ibón. Y aunque
nosotros no cambiaríamos el trayecto por nada del mundo, nos
encontramos que al llegar al ibón, tenemos de todo, menos
tranquilidad.
Pero
no pasa nada, nosotros siempre encontramos la paz entre la algarabía.
Y después de contemplar el lugar, ver el bello entorno que rodea al
ibón, ascendemos un poco más por una verde ladera y allí podemos
hacer nuestro alto a comer.
El
día esta soleado y caluroso, parece mentira que estemos a mitad de
octubre. Y aunque apetecería un baño y desde luego que bañador
hemos traído, el escaso nivel de agua, hace que desistamos y optemos
por una relajada siesta en nuestro rincón de paz.
Cuando
llega el momento de volver, decidimos contemplar con nuestros propios
ojos la cercanía de los coches al lugar. Y tras tan triste
espectáculo, retomamos nuestro camino, bajando por el barranco y el
bosque.
Para
el colofón final, rato muy relajado en Plan, en manga corta con unas
cervezas fresquitas y una aceitunas, todo ello aderezado con una
buena charla entre amigos.
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