La
entrada de hoy no va a indicar una ruta en si. Solo voy a describir
la jornada de hoy.
Comenzamos
a planear el domingo. Ha sido una semana de nevadas en el Pirineo,
con lo que se va a intentar hacer un día de raquetas.
Se
tratara de ir hasta Biescas, ver como se presenta el día
metereologicamente hablando y decidir. Nuestra primera idea es llegar
hasta el parking del Centro Faunístico de la Cuniacha y caminar
desde allí con la ayuda de raquetas hasta el Ibón de Piedrafita.
Si no vemos la carretera en condiciones continuaremos hasta la
estación de esquí más cercana. Pero no hace falta, el día no
amenaza con estropearse y la pista hasta el lugar esta en perfectas
condiciones.
Así
que, adelante con todo lo planeado. El sábado reservamos las
raquetas en Biescas, para evitarnos cualquier complicación. Os
recomiendo el lugar. Buenos precios, y material en perfecta
condiciones. Podéis alquilar desde las raquetas, los bastones e
incluso las polainas. Pongo el enlace para mas información.
Una
vez con el material ya en el coche, salimos en dirección Piedrafita
de Jaca, para después ir hasta la Cuniacha. Allí en un pequeño
estacionamiento, dejamos el vehículo y, pisando ya nieve, nos
pertrechamos con este calzado estilo pato. Es fácil de colocar, pero
al principio cuesta un poco andar. Se trata de abrir un poco las
piernas para evitar pisotones entre raqueta y raqueta. Como bien
indica el cartel al comienzo del camino, hay que evitar destrozar el
surco para el esquí de fondo. Andando en fila india, y guardando la
distancia de seguridad necesaria para no pisar al de adelante,
comenzamos el caminar.
La
senda esta bien señalizada, e incluso en alguna ocasión nos
atrevemos a coger alguna atajo, por el que ya han pisado con estos
pies de Jeti.
Las
nieves de estos días han cubierto de ese manto blanco que tanto
embellece el Pirineo, en el caso que hiciera falta mas belleza. Así
que chino chano, entre risas por alguna caída, y disfrutando a tope
de la experiencia, vamos ascendiendo muy progresivamente hasta el
Ibón.
Es
una ruta sencilla, de unos 8 kilómetros y unos 300 metros de
desnivel acumulado. Pero debido a problemas técnicos, no puedo
colgar el track, aunque no es necesario en este caso, por que esta
muy bien indicado.
Alcanzamos
el ibón. Se nos llena la vista del color blanco, el lago es la
continuación del manto de nieve. Por lo que hay que tener bien
claro donde termina el suelo y donde comienza el agua.
Si
el día comenzó un poco nublado, y llegando a la cumbre unos
pequeños copos de nieve nos reciben, ahora el sol hace su aparición
y ya no nos abandona hasta que da paso a la noche.
Toca
reponer fuerzas, disfrutar del entorno, conversar con algún que otro
“raquetista” y volver a calzarnos para iniciar el descenso.
Eligiendo
algún camino alternativo, volvemos hasta el vehículo. Aprovecho
para decir que hay que tener el oído alerta, por si se aproxima
algún esquiador de fondo, para poder dejarle el paso libre.
Para
la mayoría del grupo, ha sido la primera toma de contacto con esta
modalidad de andada y ha sido todo un éxito, y les ha encantado la
experiencia.
Solo
me queda recomendaros que os animéis y probéis, seguro que
repetiréis.