No dejamos de asombrarnos, ruta tras ruta, de los maravillosos lugares
que tenemos en España, esperando que vayamos a descubrirlos.
Hoy, salimos de nuestra habitual zona de exploración, para acercarnos a conocer
el entorno del Alto Tajo.
Un paisaje idílico, espectacular y lleno de tonalidades ocres y verdes
nos recibirán y nos cautivarán. Lo suficiente, para seguir conociendo, en próximas
escapadas, este parque natural.
Pero empecemos ya la ruta de hoy. Conoceremos el salto de Poveda y la
laguna de Taravilla. La distancia a recorrer
hoy será de 12 km aproximadamente. Sera
lineal en un tramo y circular en otro.
Punto de partida, Zaragoza, tomando la A23 hasta Monreal del Campo,
donde nos desviaremos N211 hasta Molina de Aragón. En esta localidad, tomaremos la CM 210 dirección
Poveda de la Sierra. Antes de llegar, nos encontraremos un desvío a mano
izquierda nada más pasar un puente sobre el rio Tajo. Allí, un pequeño
aparcamiento y una caseta de información.
Desde aquí, andando, la ruta será de unos 12 km. Pero se puede
continuar en coche unos tres kilómetros para hacerla más corta. ¿Adivináis cual
elegimos nosotros? Claro está, la larga. Aunque es un fastidio que no exista un
sendero alternativo para no compartir el camino con todos los coches que se
acercan a conocer el lugar en coche. Pero bueno, siempre con buen humor,
dejamos el coche y nos preparamos para comenzar.
Tomamos la pista, y continuamos
hasta un cartel a mano izquierda. Aquí tenemos dos opciones. Continuar por la
pista hasta alcanzar el salto y volver por la otra margen hasta este punto, con
lo que aquí ya la haríamos circular. O bien, hacer ida y vuelta por este
sendero que hemos hallado a nuestra izquierda. Nosotros, para mayor variedad,
decidimos hacer primero la pista y luego retornar por el sendero.
Nuestro caminar nos lleva hasta las casas del Salto y el Salto en sí.
Una senda nos llevará hasta el mirador, donde podremos quedarnos con la boca
abierta de la belleza que allí encontramos. Una cosa que nos impactó en todo el
camino, es el colorido de las aguas del tajo,
espectacularidad que no han podido recoger en su totalidad nuestras cámaras.
Continuamos más adelante, observando una zona de servicios donde hay
un bar, y no dejando muy de lado el rio, hasta encontrar una pasarela, único lugar
por donde cruzarlo. Pero antes, en esa
explanada, formamos nuestro pequeño
campamento donde retomar fuerzas y comer. Además, aprovechamos para bañarnos y
refrescarnos.
Tras este paréntesis, toca
pensar en la vuelta, esperando descubrir otros bellos rincones. Cruzamos la
pasarela y hallaremos una nueva senda, preciosa y muy amena, donde pequeñas
bajadas y subidas irán acercándonos a estos rincones.
Momento de nueva parada, la laguna de Taravilla, repleta de pequeños
pececitos que, agradecidos, tomaran
buena cuenta de nuestros restos de pan.
No corráis en abandonar el lugar, disfrutar de la vista.
La estrecha senda continúa hasta la otra orilla del salto, para que así,
podamos contemplarlo de nuevo y seguir con la boca abierta.
Subiendo, bajando, pequeños repechos,
al resguardo del sol. Parando y
fotografiando, con la esperanza que la belleza del lugar quede en algún sitio más
que en nuestras retinas. Ahora llegaremos, bajando tal cabrillas, hasta un
pequeño puente que nos conducirá hasta el punto del que hemos hablado al
principio de esta entrada. Volvemos a la
senda, volvemos a compartir el camino con los coches.
Y para finalizar la jornada de hoy, aventura hasta Peralejos de las
Truchas, donde una carretera en mala conservación, probara nuestros neumáticos.