Con
el cuerpo todavía anquilosado tras el confinamiento y con la tesitura de no
poder aun abandonar nuestra provincia, buscamos para este sábado un lugar para
caminar y olvidar, para pasear y desconectar. Mirando en la bola de cristal que
tiempo va a hacer, tomamos como destino la Laguna de Gallocanta.
Mochilas
ligeras, con agua abundante y algún refrigerio para entretener a nuestros cuerpos
serranos. Los ricos y suculentos bocatas se quedan en los coches, junto con una
nevera que mantendrá frescas las cervezas a la espera que volvamos de este
bonito paseo.
Conducimos
hasta la localidad zaragozana de Gallocanta y aparcamos en el centro de
visitantes que hay junto a la laguna. Lo primero, aprovechando la escasez de
visitantes, nos acercamos hasta el observatorio que se haya junto a la orilla
de este gran humedal.
Un
rato de contemplación, empezando nuestra sesión fotografía. Menos mal que los
carretes ya no son solo de 36, puesto que hoy nos quedaríamos cortos con uno e
incluso con dos de ellos.
Volvemos
junto los automóviles y tras andar por la carretera a nuestra derecha, encontramos
un desvío marcado como PR-Z-33.
La climatología
está siendo muy acorde para la ruta de hoy. Soleada, pero con una brisa que
hace más que llevadera la caminata. Eso sí, bien de crema, que las pieles están
aun acostumbrados a las luces del hogar, que tanto nos ha acogido estos días de
reclusión.
Paseamos,
charlamos, fotografiamos y, sobre todo, disfrutamos. Tras aproximadamente dos
horas, en las proximidades de Berrueco, paramos en un pequeño parque con mesas
y mucha sombra. Momento para disfrutar de las pequeñas viandas que comienzan a
surgir de nuestras mochilas.
Callejeamos
por Berrueco, pequeña localidad que nos ofrece un mirador a los pies de los
restos de un castillo. Tras un pequeño paseo y una breve charla con unos vecinos,
buscamos la señal que nos indica por donde realizar esta etapa circular. El siguiente sendero que encontrar será el
PR-Z-18.
Entre
carrascas y desvíos no muy bien marcados, continuamos de vuelta hasta Gallocanta.
Estar ojo avizor al track, puesto que los carteles de señalización son más bien
escasos o nulos.
Una
vez de nuevo en el centro de visitantes, pondremos cuerpo al suelo y daremos
cuenta de una merecida comida acompañada de la bebida cortesía de nuestros
compañeros de caminata.
Y para
completar una gran jornada, que mejor que un café “triunfador”.
Hola Mazbel.
ResponderEliminarBueno, aunque no nos dejasen salir de la provincia, la de Zaragoza tiene unas cuantas sierras, a cada cual más bonita, como la del Moncayo, Algairén, Vicort, Santo Domingo ... Esta zona de Gallocanta, siempre que no haga calor está bien, yo hace unos años hice la circular a la laguna de Gallocanta con la bicicleta y me gusto mucho, a pesar de que ese año la laguna estaba casi seca, cosa que no ocurre está primavera, que al final en vez de coche nos vamos a tener que comprar una barca.
Un saludo