Describir
la ruta de este fin de semana, protagonista de la entrada, va a ser
dura tarea. Me cuesta poner en palabras todas las experiencias,
sensaciones y sentimientos de la ascensión al pico Posets.
Durante
la semana anterior todos los componentes de la “expedición” han
estado cruzando los dedos para que el tiempo sea benigno con nosotros
y nos de la oportunidad de culminar la subida a esta cumbre tan
especial.
El
pico Posets o Punta de Llardana, con una altitud de 3.375 metros, es
el segundo pico más alto de los Pirineos, situado en la provincia de
Huesca.
Con
esta importancia, la preparación es minuciosa. El primer día
llegaremos al Refugio de Angel Orús y el segundo, realizaremos la
ascensión en si.
SÁBADO
Ocho
de los diez protagonistas de la historia tenemos como punto de
reunión el municipio de Sabiñanigo. Siguiente paso, la localidad de
Eriste, donde se nos sumaran los dos últimos componentes.
A
la salida de este ultimo pueblo, junto a las piscinas, esta el lugar
donde cogeremos el autobús que nos acercará al parking de la
Espigantosa. Dicho servicio funciona desde el 29 de junio al 11 de
septiembre.
Con
los bártulos en el portaequipajes del vehículo, sacamos los
billetes de ida y vuelta. Pasamos un poco de nervios ya que la
capacidad hace que peligre el poder viajar todos juntos, pero al
final, uff, por los pelos, partimos todo el equipo.
Salida
de Eriste 11.30 hs.
El
autobús nos deja en un pequeño parking y pega la vuelta. Momento en
el que buscamos un lugar para comer. Aun es pronto para ello, pero
las viandas que empiezan a surgir de las mochilas enseguida nos abren
el apetito.
Mención
especial a la preparación de una suculenta ensalada con los
productos de la huerta, cortesía de nuestro amigo Josema.
Con
los estómagos llenos y con un poco de pereza, comenzamos el camino
hacia el refugio que nos dará cobijo a la noche.
Dirección
a la cascada la Espigantosa, entre bosque y un especial paisaje,
vamos caminando, sin parar de observar y fotografiar el entorno.
El
ascenso es progresivo y suave hasta llegar a los pies del refugio,
donde unas pequeñas zetas nos facilitan superar el desnivel final.
En
aproximadamente dos horas hemos llegado al punto final de la jornada
de hoy.
El
refugio de Angel Orús es espectacular. Se halla situado a 2.150
metros de altitud, en un enclave privilegiado, como un balcón al
valle. Construido en torno al antiguo refugio de Forcau, lo
conservan intacto dentro, y es una de las habitaciones donde se
puede pernoctar.
Toca
presentarse en recepción y que nos indique nuestra habitación. Con
las mochilas ya guardadas en las taquillas, subimos a inspeccionar la
estancia Escorbets y quedamos gratamente satisfechos.
Compuesta
por 12 literas y dos baños completos en el interior. Además
estanterías espaciosas para colocar las pertenencias.
Elegimos
el lecho donde vamos a descansar esta noche y bajamos a saborear una
buena jarra de cerveza en la terraza.
Ya
estamos cerca del cielo, disfrutando de las vistas y sobre todo de la
compañía. Una buena charla, muchas risas y el tiempo va pasando.
Pero
como somos culos inquietos, decidimos salir a pasear, y como no,
subiendo y subiendo, en busca de sarrios. Pero hoy están tímidos y
no se dejan ver.
En su lugar, curiosas marmotas, nos observan a nosotros.
Hasta
que de repente, ¿Que están oyendo nuestros oídos? Algo no cuadra,
en mitad de la montaña, rodeados de rocas y a una altitud generosa
estamos escuchando….¿un maullido? Perdón, pero ¿estoy teniendo
ya mal de altura? Y si es así, lo estamos sufriendo todos, por que
la cara de extrañeza es general.
Pues
no, no estamos locos ya que a nuestros pies aparece un bonito y
cariñoso gato, que enseguida se hace amigo de todos y decide
acompañarnos en el paseo.
Tras
un rato de contemplar el entorno, realizamos el regreso por otro
camino, para llegar al refugio.
Ahora
toca esperar, aprovechando para una reconfortante ducha, al momento
de la cena.
Menuda
la cena que nos espera, un tazón de sopa de estrellas, unos
garbanzos a la marinera, filetes rusos con tomate y cebolla y de
postre, piña. Algo ligero para subir a dormir. Menos mal que no
tengo que trepar a la litera de arriba por que si no….igual me
quedo en el suelo durmiendo con la compañía de mi estomago repleto.
Pssshhh,
silencio, llega el momento de meterse en el saco y de dormir. En
breves Morfeo me arropa y paso a soñar con el día siguiente.
DOMINGO
5.40
hs. El despertador suena y toca desperezarse y salir del saco. Un
reconfortante desayuno nos espera en el comedor.
Y
como el día anterior ya hemos dejado listas las mochilas con lo
imprescindible para la marcha, comenzamos a caminar con nuestros
frontales encendidos.
Aun
es de noche, pero pronto comienza a clarear.
Cogiendo
el sendero detrás del refugio, comenzamos a caminar por el barranco
de la Llardaneta. Más adelante, cruzaremos al otro lado del rio por
un puente metálico, que se encuentra un poco alicaído, pero que mas
o menos cumple su papel.
En
continua ascensión llegaremos a la Canal Fonda. Es final de agosto y
aun nos la encontramos repletita de nieve, pero como chicos
previsores que somos, sacamos los crampones y piolet y nos encaramos
con ella para su ascenso.
Tras
superar el primer tramo, tenemos que quitarnos los crampones y
continuar un poco más con las botas. Más adelante, una nueva lengua
de nieve nos hace volver a prepararnos. Este ultimo tramo se puede
evitar subiendo por su derecha, por una escarpada zona rocosa. Pero
ahora, decidimos atacar por la nieve.
Nos
encontramos debajo del diente de la Llardana. Nos volvemos para
contemplarlo. Es impresionante su vista.
Terminada
la canal, ya podemos ver la antecima del Poset. Empieza la ascensión,
por su pedrera. Desaparece toda muestra de verdor, y un abanico de
tonos marrones asoma bajo nuestros pies. Aún así, es también muy
bello el paisaje. Casi lunar, lleno de grandes rocas, que parecen
amontonadas unas de tras de otras hasta la cumbre.
Poco
a poco, desaparece el zig zag, y una cresta nos recibe. Aquí trago
saliva, en un principio aquello parece cosita fina, pero una vez
puesto el primer pie en ella y mirar a mi alrededor, la adrenalina
sube y empiezo a sentirme llena de energía como una niña con
zapatos nuevos de tacón.
No
puedo describir lo que sentí encima de estas rocas, caminando con
cuidado por esta cresta, mirando a mi alrededor, viendo todo aquello
que me rodea..bajo mis pies. Levanto la cabeza y la cima esta ya muy
cerca. Casi me da pena que la cresta se acabe, quiero seguir por ella
hasta el infinito, sintiéndome feliz como cabra en pasto ajeno.
Conseguido
chicos, ya estamos en la cima. Abrazos, besos y buena sesión de
fotos. Mirar alrededor impresiona. Aquí te sientes muy pequeño,
viendo la inmensidad de lo que te rodea. Pero a la vez te creces y te
sientes fuerte, poderoso y
sobre todo, lleno de la energía que te ofrece esta cima aragonesa.
Girar
y mirar, girar y contemplar, girar y casi emocionarte por estar allí.
Compañeros,
estamos aquí, por fin lo conseguimos. Hemos pasado momentos un poco
duros en la subida, pero hemos estado juntos, apoyándonos y sobre
todo, acompañándonos en la alegría de compartir este momento.
Comer
comemos en el mejor restaurante del mundo, aquí, en la cumbre. Por
que además el tiempo no ha podido estar mejor.
Tras
esta pausa, toca decidir emprender el regreso. Queda mucho por
delante y tenemos que llegar al ultimo autobús de la noche.
Bajamos
la pedrera, evitamos la primera lengua de nieve como antes he
explicado, nos colocamos los crampones en la segunda y volvemos por
el barranco para llegar, de nuevo, al refugio. Tras unas merecidas
cervezas, recogemos, pagamos el refugio y comenzamos el regreso hasta
el parking de la Espigantosa, donde tomaremos el último autobús, el
de las 20,30 hs.
Parece que hoy el gato montero esta descansando. |
Ya
de nuevo en Eriste, queda poco tiempo para las despedidas, tenemos
que regresar a nuestros puntos de partida y queda mucha carretera por
delante y mañana, algunos, trabajamos.
Solo
una cosa más, agradecer a cada uno de los compañeros de ruta la
compañía y la amistad que hemos tenido allí. Pero sobre todo, unas
palabras especiales para nuestro “sherpa” particular, que no se
cansa de cuidarnos, que esta siempre alerta de que nadie reble, y si
es asi, echarnos una mano. Gracias, Josema, eres nuestro maestro y
nuestro ángel de la guarda.