¿Como
saldrá la ruta de hoy? La verdad es que esta pregunta no pasa por mi
cabeza. En cada uno de los rincones que nos hemos encontrado en
nuestro caminar hay algo que nos ha encantado.
Pero
además, la jornada siempre promete cuando te encuentras rodeada de
personas que como tú, aman la naturaleza, adoran los senderos y
sobre todo, tienen ganas de pasar buenos momentos disfrutando todos
juntos.
Así
que, en esta grata compañía, comencemos la ruta de hoy.
Pongan
rumbo a la población de Laguarta, dejando atrás Monrepós,
encontraremos el desvio que indica Boltaña (por Laguarta). Y tras
unos kilómetros repletitos de curvas, de todos los colores, tamaños
y anchos, llegaremos a nuestro punto de partida.
Aquí
toca encontrar un buen lugar donde aparcar y no molestar. Una vez
realizada esta labor toca prepararse y retroceder un poco hasta
hallar el inicio de la pista. (PR-9 Fiscal ). En nuestro caso hicimos
un atajo sin querer.
Comenzamos
por un sendero que asciende (¿cuando será la ruta que no tenga que
usar en su descripción las palabras “subida” o sinónimos ?) al
principio paralelo al rio, y en alguna ocasión cruzandolo.
Esta
bastante bien señalizado por hitos, pero no conviene confiarse.
Caminamos observando lo que nos rodea, y aprovechando para coger
resuello, volvemos la vista atrás y lo que vemos no nos deja
indiferentes.
Iremos
perdiendo altura hasta llegar a un collado. Esto a mi me hace
refunfuñar un poco, a ver, que me lo expliquen, por que tenemos que
bajar, para luego volver a subir. Cachis...¡¡¡ Uff, nada, no lo
pensemos, que si no será peor.
Unos
prados, repletos de pequeñas flores, con vivos colores, nos tendrán
un rato entretenidos. Cual niños, vamos de flor en flor, de foto en
foto.
Tras
este pequeño recreo, volvemos al ataque con el ascenso.
Entre
erizones, llegamos al cordal de la peña. Avanzamos por el,
observamos, gozamos y fotografiamos. Son inmensas las panorámicas
que tenemos desde aquí de todos los puntos. El día nos respeta en
este aspecto y se mantiene bastante despejado.
Seguimos
a la búsqueda de la cima, con su vértice geodésico. Mas allá, un
repetidor.
Aqui hay algo que no me cuadra, en que quedamos...¿1918 o 1928? |
Buen
momento ahora, ya con Peña Canciás a nuestros pies, para que los
“niños grandes” correteen y hagan el fotocol.
Pero
después de un rato, suena la campana y ya formalicos volvemos por
donde hemos venido.
Eso
si, en nuestro retorno tenemos una sorpresa. Federico sale a
saludarnos.
¿A que tiene cara de llamarse Federico? |
Y
solo era uno, pero con las fotos que le hicimos, acabo
multiplicándose.
Resumen
de la jornada: Risas, charlas, fotos, vistas, caballos, mas risas y
cima. ¿Se puede pedir algo más? Hombre, ya puestos, terminar con
unas frescas cervezas.
Y
colorin colorado, esta loca entrada, se ha acabado.