NIEVE

domingo, 1 de febrero de 2015

Gorgas de San Julian


Debido a las inclemencias del tiempo, esta ruta no pudimos realizarla desde el punto de partida planificado. Nosotros tuvimos que dejar los vehículos en el restaurante Monrepos, sito en una salida de la carretera, cerca de destino, y desde allí, cruzar andando por encima de la autovía hasta el punto de partida que cito en esta entrada.

Volvamos pues como si nada hubiera pasado, e iniciamos la ruta. Desde Huesca, dirección Jaca, tomamos la salida a Nueno, pasamos el Golf Guara, y tomamos la carretera que nos dirige a su urbanización, hasta encontrarnos unos paneles informativos donde estacionaremos el vehículo.


Toca prepararse para la andada, hoy ligera y sencilla. Pero esto no le quitara encanto, y en nuestra jornada, estaremos acompañados de una nevada que pondrá un único color a nuestro entorno.


Empezamos dirección a Arascues, hasta encontrarnos el desvío que indica San Julián, barranco y ermita del mismo nombre. 

 

Una senda, que cada vez se va estrechando más, tomando poco a poco desnivel, repleta de vegetación que en algunos tramos engulle el camino, nos conducirá hasta la entrada de las Gorgas. Ahora, nos adentraremos en una gran grieta en la roca, que se va estrechando paso a paso, en el que el agua va cayendo por su laterales. El entorno se convierte en algo místico, misterioso, un lugar que no esperas encontrar, y menos, que entre paredes y sombras de luz, te topes con un Belén, cuidado y visitado todos los años por Peña Guara.



Continuamos adentrándonos en la Gorga, estrechándose cada vez mas, hasta encontrarnos con la segunda cámara, ya esta inaccesible para unos senderistas sin equipación de barranquistas.



Así, que tras las oportunas paradas, fotos y disfrute del lugar, retomamos el camino, para ahora hacer parada en la ermita de San Julián, tomando una bifurcación que nos llevara hasta ella.

 
La encontramos abierta y la nevada que continua en nuestra compañía, nos obliga a recogernos en ella para comer y pasar un rato de risas.



Ahora, con la pereza que da un estomago lleno, y la pena de abandonar el lugar, volvemos por nuestros pasos, eso si, alargando la jornada con pelea y lucha de bolazos de nieve.



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