LECINA: Localidad situada a 761 m. de altitud. En 1981 tenía una
población de 21 habitantes. En sus inmediaciones descubrieron las primeras pinturas rupestres de la provincia,
declaradas Patrimonio de la Humanidad y que encontramos en lugares como la cueva del
Trucho con pinturas
BETORZ: Situado a 1012 m. de altitud. En 1981 tenía una población de 6 habitantes y en 1999 una población de 13. El núcleo del pueblo se encuentra en la falda meridional del Tozal de Asba, en el alto valle del río.
ALMAZORRE: A 823 m. de altitud. En 1981 tenía una población de 30 habitantes y en 1999 tenía una población de 24 habitantes. El pueblo tiene dos núcleos diferenciados, el barrio Bajo, y el barrio Alto, a unos 150 metros con desvío independiente desde la carretera. Más arriba la iglesia junto con el esconjuradero .
Inicio esta entrada
con una breve anotación de cada pueblo recorrido en esta ruta. Tres poblaciones
que destacan por la tranquilidad de sus calles, y el buen estado de
conservación de sus edificios que mantienen el estilo de construcción en teja y
piedra, típica de este entorno.
Comenzamos en
Lecina. A la entrada del pueblo, a mano izquierda, existe un parking, junto a
diferentes carteles explicativos de las rutas que parten del lugar. Ya con todo a nuestras espaldas, llegamos hasta
una plaza y en las inmediaciones encontraremos el cartel del desvío a
tomar. Nosotros iremos primero a Betorz,
y desde allí a Almazorre. No olvidarse
de visitar la encina milenaria. En esta ocasión, lo haremos al final de la
jornada.
Hay que mencionar lo
bien señalizada que esta la ruta, en todo momento, con carteles de Pr, marcas
amarillas y blancas, señales de dirección de poblaciones y cruces blancas y
amarillas por donde NO ir. Incluso con placas metálicas para rutas de BTT.
Partimos dirección
Betorz, comenzando por una curiosa calle,
con un pasadizo elevado al final. Siempre acompañados a ambos lados por unos
tapiales de piedra, cubiertos de musgo, que delimitan esta antigua vía de
comunicación entre estas localidades. En
nuestro camino descubriremos la fuente de Espuña, un precioso lugar, entre la sombría, con una mesa para hacer un
alto, si fuera necesario.
Se puede dar un
breve paseo por sus calles, y volver a la entrada del pueblo donde habremos
dejado la siguiente indicación a la localidad de Almazorre. Al poco, encontraremos una fuente con
abrevaderos y multitud de carteles con las diferentes rutas que parten. La nuestra,
dirección Almazorre. El primer tramo,
alegremente, de bajada y llegaremos, entre pinos y quejigos, al barranco de
Talabera, en esta ocasión, sin presencia de agua.
Perdiendo altura con
respecto a nuestro destino, descenderemos hasta el molino y la tejería de la
localidad a alcanzar. Lugar que, cuando
la temporada es de lluvias, nos obliga a pasar por sus aguas, pero hoy, no hace
falta quitarse las botas para alcanzar la otra orilla. La ausencia del líquido
elemento es total.
Toca seguir
ascendiendo hasta el barrio bajo de Almazorre y continuar, ya con la lengua
afuera, hasta el barrio alto, curiosamente separado de su vecino, y hacer una visita
a la iglesia y esconjuradera. Una vez alcanzado el objetivo y con el hambre
llamando a nuestro estómago, buscamos una placida placita donde realizar el
bello y satisfactorio rito de comer, acompañado por un relax de cuerpo y mente.
Realizado estos
menesteres, será necesario volver hasta el molino y tomar el camino de vuelta,
ya directamente, a Lecina. Ya en el, hay que volverse para divisar el lugar donde se eleva la Iglesia que
hemos visitado y descubrir el desnivel que hemos superado. En nuestro camino
nos hallaremos un grandioso Quercus cerrioides. Más adelante, se sumara al
camino, una manguera de riego que será otro más en la vuelta, hasta llegar a
Lecina.
Quercus cerrioides Este roble es un híbrido entre (Quercus humilis)
roble pubescente y (Quercus faginea) quejigo, y tiene caractéres
intermedios entre esas dos especies.
Y ya en Lecina,
antes de partir, no olvidemos la visita a la encina milenaria. Un paseo de
cinco minutos para contemplarla.
Ahora, despojarse de
las botas, y visitar otro de los bonitos lugares del entorno, con forma de bar,
con forma de camping, y con lo más importante, una buena compañía, una buena
charla, el relax típico de un sábado y el frescor de una buena cerveza.